4. No preguntes por qué está la tele encendida pero sin sonido.
Tu abuelita dice “Viejas argüenderas”... Para referirse al grupo de amigas con las que echa el chisme. Obviamente, ella no entra en esa clasificación.
Aprenderás que Los Simpson es una institución argentina, y que suena mejor en castellano, principalmente por el tipo mexicano que hace la voz de Homero.
Chelear y caguamear son verbos bien integrados a tu vocabulario.
Para que te acabes la sopa: “Se me hace que a alguien no le van a traer nada los Santos Reyes.” Para que no te la acabes: “¡Tragas como pelón de hospicio!”
3. Te olvidas de tus sandalias para la ducha. Y de los auriculares. Y de la máscara para dormir. Y de traer suficiente ropa interior.
2. Ya no le cantas la canción “arroz con leche” a los niños de la familia.
Te la pasás explicando “Soy uruguayo loco, no argentino”. Aunque no puedas dar explicaciones de cuáles son las diferencias más allá de la geografía.
Un amigo normal tiene hijos a quienes aprecias. Los hijos de tu amigo cubano son tus sobris: los has visto nacer y eso los convierte en parte de tu familia.
1. A los políticos españoles. No es que nos encante odiarlos, simplemente no nos dejan otra opción.
Condimentábamos la gruesa capa entre los hollejos y la cáscara de la toronja como si fuera un bistec y así la tragábamos. Aporte cubano al vegetarianismo.
"¿El secreto de los esquites? Hay que ponerle amor para que salgan bien chéveres".