Tomamos como una afrenta personal que en el restaurante nos cobren la cestita de pan como si fuese un capricho que hemos pedido y no una necesidad básica que todos tenemos que cubrir. ¿Qué es lo siguiente? ¿Cobrarnos por ir al baño?
Te enchilaste hasta las lágrimas y el dolor cuando le creíste al camarero que te dijo que la salsa no era picante.
¿Las has pisado ya todas?
En el Área de Conservación de Guanacaste hay una cantidad espectacular de invertebrados: más de 20.000 especies de escarabajos, 13.000 de hormigas, abejas y avispas, y 8.000 de mariposas y polillas. Todos los comedores de insectos, ¡felices!
Los mexicas tenían un rico panteón divino, similar a los de los griegos y los egipcios. Aquí están las principales deidades mexicas.
Los oficinistas son los que mejor resguardan el conocimiento culinario local. Acércate a ellos.
Los porteños llamamos a Buenos Aires “la ciudad de la furia”: nos olvidamos de parar un ratito y admirar la profunda y diversa belleza que esconde nuestra ciudad.
Chivas rumberas, harina y huevos, tapas de gaseosa y una pelota, Yipaos, hasta una Tomatina... Sea lo que sea, los colombianos sabemos divertirnos.