"Mandarse un condoro". El concepto tiene al carismático personaje “Condorito” como emblema, y hasta un verbo derivado: condorearse.
"Tengo que hacer un trámite".
Si eres “mandarina”, de ley te toca marcar tarjeta y quedarte poco tiempo en una fiesta, ir temprano a la casa o llamar a ‘la ley’ para reportarte.
Nos regaló el gestito de “eso eso eso”. Y fue el creador de muchísimas frases y refranes que hoy en día todos decimos.
Ni delicadas ni frágiles son buenos adjetivos para describir a las mujeres mexicanas.
Algunas versiones son fieles al original. Otras, traen un cambio radical: el pop más "bubblegum" se transforma en punk furioso y la energía se renueva.
"Llevarse el gato al agua". Esta expresión tiene una lógica aplastante. ¿La conoces?
Un buen ejemplo de la -a veces frustrante- diversidad de nuestro hermoso idioma.
Anúncianos que se acabaron las papas.
A tu “¿Qué contás boludo?” le va a seguir un “Hola conchatumadre”. Y recién después de un rato largo vamos a poder confirmar que sí, ¡hablan español!