No te enamores de las luces, los sonidos, los olores, la fiesta y el color de las fallas. Si lo haces, vivirás como tantos valencianos, deseando ansioso durante todo el año que llegue el mes de marzo.
Metes el queso dentro del chocolate, crees que el arroz es mejor con pega y comes dulces con nombres raros, como liberal, brazo de reina y gelatina de pata.
Si descubres que te mira en la calle pero se hace el que no te conoce, ve y salúdalo(a) muy efusivamente.
Tenemos a una almiranta en el siglo XVI, un matrimonio entre mujeres en 1901 y la primera camionera de España.
¡Te encantan los casados! No te parece raro mezclar gallo pinto con natilla, y prefieres el café chorreado al de “coffee maker”.
El almeriense no dice “a pesar de”. Dice conticoneso.
¿Tomar ayahuasca en la selva o pasarte 10 días meditando sin hablar con nadie? Si te atreves a estas experiencias, al regresar ¡compártelas con nosotros!
Chala, el protagonista, es un niño habanero de 11 años: su historia nos permite conocer el sistema educacional rígido y deshumanizado de Cuba.
No tienes idea de cuándo se están riendo de ti, ya sea con un chiste que no comprendes o con albur. Y también aprendes lo bueno que es reírse de uno mismo.