Aquí, un pequeño recorrido del vasto territorio léxico de los argentinos, desde La Quiaca hasta el “fin del mundo”.
“Todo relato es un relato de viajes”, dijo una vez el sociólogo alemán Georg Simmel. Estas escritoras hispanohablantes nos llevarán a recorrer el mundo a través de sus palabras.
En ocasiones la calle se convierte en extensión de la pista de baile debido a toda la gente que va a rumbear. Y en octubre, ya “huele a carnaval”.
Etapa del “vacile”: guayaco y guayaca juegan un amistoso de besuqueo sin compromiso en un espacio público de confianza, con miradas bragueteras por medio.
Los albaceteños no exprimen los limones. Los escurren.
Los cordobeses no se impresionan. Se quedan eclipsaos.
Al costeño no le da hambre. Le da filo. Y al costeño no le da mucha hambre, ¡le da la rarra!
La RAE empezó el siglo XXI con normas arbitrarias y herejes como que “solo” nunca lleve tilde.
Los cordobeses no somos ningunos boludos, somos unos culiados. Y si no... ¡preguntale a Paul McCartney!
El sinaloense no dice que ya eres adulto… Dice que estás peludo. El sinaloense no dice que está sucio… Dice que está chamagoso.
El chileno es bueno pa’ tirar la talla. No se te ocurra venir a Chile y decir “me cortaron el agua” o “se me quemó el arroz”.