"Valió madre", "no tienes madre", "partirse la madre": nuestra obsesión semántica por la madre puede confundir al viajero casual. ¡Ni madres!
La comida es uno de los fuertes berlineses para gastar poco: los famosos “döner kebap” cuestan entre 2 y 3,50 euros.
La capital de México tiene una mala reputación cuando de contaminación se trata.
En Alemania, los perros no ladran. Mucho menos se enredan a tus pies como para tumbarte. Tienen la formalidad y la compostura que a los cubanos nos falta.
Se puede afirmar que una boda polaca es, ante todo, una gran prueba de fuego para el hígado y el páncreas de 3 días de duración.
Compáranos con los rusos. No somos y nunca hemos sido rusos. ¡¡Échale una ojeada al bendito mapa!!
Para cuando te duele y quieres que te arda, nada como tequila, limón y Vicente Fernández directo en la herida con La Diferencia.
Mirar estas películas es dar un profundo sorbo de cultura española en clave de drama y de humor; eso sí, cuidado con atragantarse.
Tomaste la clase de español para sacarte un 10, pero tus traducciones del Chapulín Colorado no tenían efecto: “You weren’t counting with my cunning” ,
Llévanos a comer tacos… a Taco Bell.
Advertencia: ¡este artículo da hambre de solo mirarlo! La gastronomía de Tailandia no solo es deliciosa: además es baratísima.