¿Sabías que escribir “Venenzuela” o “Benezuela” era común? También lo era “Venezuola”, en mapas y documentos italianos, y “Vezuela” en textos franceses.
No seseas ni ceceas, ¿de verdad eres de Sevilla?
El humor venezolano es más exagerado que caída de futbolista, nos encantan los chinazos y le hacemos chalequeo a los infortunios (tanto propios como ajenos)
Cuando me fui de viaje por primera vez, mi abuela me agarró la cara con las dos manos y con seriedad de misión nuclear me ordenó: "Laura, comé con los ojos".
La bienvenida que te dan tus amigos y familia es el anuncio del comienzo de tus excesos... que te llevarán a subir de peso, claro.
Los charros comemos “chochos típicos”... pero ¡no seas malpensado!
No importa si vienes del campo o de la ciudad: seguramente has ido al Cujizal a comer cepillados. Y sabes que uno solo nunca es suficiente…
En Dharma Momos, un pequeñísimo puesto en la Condesa, puedes disfrutar “momos” tibetanos para comer y “lassis” para beber.